sábado, 1 de mayo de 2021

De como vivir frente a las pantallas es solo existir

 



Mientras disfruto de un video de hermosos paisajes no puedo evitar que mi mente sienta compasión por quienes no tienen la oportunidad de disfrutar la realidad y se tienen que conformar con una pobre reproducción de la experiencia.

La pandemia que sufrimos nos encerró, muchos no podemos disfrutar de largos paseos o viajes a destinos lejanos, ni podemos disfrutar de las reuniones sociales con libertad, ojalá en su momento hayamos disfrutado de esos placeres tan gratificantes.

El motivo de mi inquietud es ese grupo de personas que no se han dado el permiso para gozarse la vida de dicha forma.

Hoy muchos jóvenes se deben conformar con una reunión en Discord o con ver los videos de los viajes de Luisito comunica, convirtiendo a la pantalla, de un dispositivo cualquiera, en su única ventana al mundo donde vivimos.

Con el agravante de vivir una situación que se aleja de la realidad. Los viajes tienen momentos aburridos, momentos intensos, situaciones complicadas que retan el ingenio, momentos de temor. La vida en la pantalla es de: esto no me gusta, cambio. Y también es de “ya me aburrí, cambio”. Una vida de pantalla ligera y cómoda, sin mayores desafíos, y que se vuelve una adicción.

Las ideas que los libros se toman horas en comunicar se ven sustituidos por videos de pocos segundos que dan la falsa sensación de volvernos expertos en un tema.

En fin, así son las cosas. No quiero que parezca que creo que todo tiempo pasado fue mejor, solo creo que estamos cayendo en una trampa de superficialidad virtual, cuyas consecuencias no puedo prever, pero que estimo no son alentadoras.