miércoles, 27 de octubre de 2010

Libros de papel

Construí una librera de madera que instalé en mi oficina y no era muy grande, pero la cantidad de libros tampoco lo era, asi que fue suficiente. Aun sobraron un par de entrepaños donde coloque unas cajas vacías, pero bonitas.

Unos meses después descubrí cerca de mi casa una venta de libros usados muy baratos y la cantidad de textos creció con rapidez. Las libreras de mis hijos, mi mesita de noche, el escritorio de la computadora, pronto se vieron soportando mas tratados de los que debían, decidí recogerlos todos y llevarlos a mi oficina.

Para hacerle espacio a los nuevos inquilinos desalojé por completo el mueble que los contenía y me enfrenté a una desagradable sorpresa, polillas. Caí en tremendo pánico y corrí a la ferrería a comprar unas bolitas de naftalina. Afortunadamente solo perdí un libro, un deprimente texto el premio nobel de literatura, africano, J. M. Coetzee, Vida y época de Michael K. El efecto del insecticida no se hizo esperar y el aire de la habitación se hizo insoportable.

Por las vueltas que da la vida me vi obligado a abandonar durante unos meses mi oficina, y todos los libros que tengo en ella, en completo desorden. El cargo de conciencia por abandonar a tan estimados amigos me oprimía el corazón, pero no encontraba las energías para enfrentar una tarea que estimaba muy complicada.

Hace un par de meses dediqué cuatro días a ordenar. Reubiqué los muebles, construí los que hacían falta, limpié los libros y los clasifiqué. A la satisfacción por el trabajo cumplido, le pude sumar las palabras de elogio de mi familia; realmente había quedado bonito.

Un inesperado obsequio, casi 100 libros, me obligaron a construir una nueva librera, con mucha alegría.

La humedad del crudo invierno que recién vivimos me ocasionó otro amargo susto. Hojas húmedas y enmohecidas, ofendían el tacto y el olfato por igual. Aún después de un mes de sufrir el nuevo desorden y de mantener un deshumidificador encendido, no logro reponerme del desastre.

Estoy pensando comprarme un Kindle.

viernes, 1 de octubre de 2010

Aperto libro


Su actitud es el aroma de su corazón,
si su actitud apesta, seguramente su corazón no está bien.

Escuchado al pasar...