lunes, 29 de agosto de 2011

No soy candidato



La verdad tenía la intención de tirar mi candidatura para presidente de la nación, por aquella canción que aún suena en mi cabeza del nenenenequevasahacercuandoseasgrande... pero me di cuenta que mis probabilidades son muy pocas debido al discurso que manejo, del cual doy mi primer bosquejo:




"Estimados compatriotas:

No les ofrezco educación, ni salud gratuita para todos. Solo para unos pocos, los que realmente no se la puedan pagar y con condiciones exigentes. Tampoco se las ofrezco para siempre. Bajaré los impuestos en los primeros 100 días de mi gestión y eliminaré las aduanas. Pronto todos podrán comprar muchos articulos a precios muy bajos, se los prometo.Muchos empleados públicos serán cesados de sus puestos porque este gobierno es un gobierno dedicado a la producción, a la creación de riqueza y como se que las entidades estatales no la producen abriré las puertas para que todos los guatemaltecos y guatemaltecas que ven fustrados sus sueños detrás de un escritorio salgan y demuestren todo su potencial y gran valor acumulado.Les prometo que no habrán mas bloqueos en las carreteras, la policia y el ejercito disolverán inmediatamente cualquier intento. Mi principal propósito es garantizar que la justicia sea prontamente aplicada. Ofrezco hacer prevalecer el estado de derecho.No le ofrezco empleo a la población porque ningun gobierno es capaz de proveerlo.No ofrezco bienestar, porque creo que cada individuo es responsable de lograr su propio bienestar.Solo le puedo ofrecer que la ley se va a cumplir, que su propiedad se va a respetar y garantizo la libertad individual.
La corrupción será un mal que atacaré de frente y la estrategia es clara y sencilla: menos impuestos, estado mas pequeño. Si no hay que robar, ni hay quien robe... ese cancer social terminará.Cero privilegios para las empresas nacionales y extranjeras. Las contrataciones se harán públicas para que todo ciudadano las pueda revisar."


La ausencia de fondos para la campaña, el nulo apoyo de las naciones cooperantes y la poca participación de ciudadanos tira por la borda, desde ya, mis intenciones.




martes, 2 de agosto de 2011

Diógenes


Diógenes fue un filosofo griego discípulo de Antístenes, que a su vez lo fue de Sócrates. Vivió en la mas extrema pobreza y fue admirado por los atenienses por su desprecio a las comodidades. La virtud es la base de su filosofía. Llevó a la práctica el ideal del sabio cínico, representado por una vida solitaria en renuncia constante de todos los bienes creados por la sociedad.
Un provocador articulo del amigo Rodrigo Pérez Nieves llamado De filósofos y políticos, me dejó inquieto por una afirmación sobre Diógenes. Asegura el escritor que el filósofo adoptó una actitud "humilde ante la vida" y no puedo estar mas en desacuerdo con tal comentario.
Al contrario, a mi parecer Diógenes estaba convencido que sus ideas eran correctas y estaba orgulloso de ellas. Las defendía con orgullo. Las predicaba con pasión. Las vivía con integridad.
Como todo gran personaje histórico se comprometió con un ideal y en ningún momento le restó importancia a sus propios logros y virtudes, todo lo contrario, los exhibía y predicaba. Llevaba, ciertamente, poco equipaje, pero lo lucía con ostentación por lo mucho que significaba para sus ideales. La pobreza no era una muestra de humildad, era una muestra de convicción.
La lección de vida que, a mi parecer, encierra la historia de Diogenes es la de la integridad. Integridad entendida como la unidad entre la acción y el ideal personal en todo momento. Vivo mis creencias, soy fiel a mi filosofía en todo momento. Dice en algún lugar Stephen Covey que no hay persona mas confiable que una persona integra. Un lamentable ejemplo de falta de integridad son nuestros políticos que dicen, según las circunstancias, lo que sea necesario para salir del paso; pero actúan de diferente forma.
La imagen que acompaña este comentario es: Diogenes, pintada por John William Waterhouse en 1882.