Durante la sufrida historia de Guatemala, la sociedad ha tenido que enfrentar tiranias sangrientas que, celosas en resguardar su interes personal, no escatiman en esfuerzos por conservar los beneficios del poder. Multiples gobiernos, casi todos de corte militar, terminan igualados a sus similares de America Latina, en su obseción por detentar el poder a toda costa.
La gran ventaja, por llamarlo de alguna manera, de sufrir los abusos de un gobierno es que activa los lazos de solidaridad de la sociedad. Se diferencia claramente al amigo del enemigo, al opositor del partidario. El antagonismo se focaliza en un solo frente.
El problema de la situación actual es que no se sabe a favor de quien tomar partido o a quien temer porque existe un caos social de multiples enfrentamientos, en multiples frentes. Mareros, narcos, polidelincuentes, corruptos de cuello blanco, primeras damas, fiscales, abogansters... una lista sin fin.
Acorralados, los ciudadanos honestos, entre varios fuegos no pueden defenderse porque no logran definir con certeza el peligro.
Sencillamente nos limitamos a temer, a escondernos. Impotentes, aislados, sin esperanza.
Renunciamos a nuestro legitimo derecho a vivir, por nuestra urgente necesidad de sobrevivir.
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