Nada la detuvo.
Muchos intentaron impedírselo, pero vieron frustradas sus intenciones.
Estudió en la universidad estatal, para fortuna de sus convicciones, pues estas se vieron fortalecidas por el intercambio de ideas con personas que compartían sus mismos ideales.
Su trabajo, su tesón y sus orígenes favorecieron la obtención de una beca de estudios muy prestigiosa para estudiar en ese odiado país.
A su regreso las ofertas de trabajo no abundaron; pero al ver la realidad que vivía su gente, su pueblo, se sintió comprometida y decidió abrazar la lucha de los mas necesitados, los suyos. A pesar que ella misma jamás vivió entre pobreza y limitaciones, sino todo lo contrario.Era una cuestión de ideales.
Sus contactos en el extranjero la escucharon. Sus amigos, esos mismos que admiraron el colorido de sus ropas y su esfuerzo por sobresalir, no solo la escucharon, se comprometieron con ella. Gracias a su apoyo empezaron los viajes con destinos variados, pero todos muy productivos.
Viajaba con sus maletas llenas de lástima, pobreza y hambre. Regresaba con su equipaje liviano pero con las cuentas repletas de donaciones.
Mas, como a todos, un dia le llegó la navidad. Época de amor, de compartir con la familia. La tarde del 24 detuvo su vehiculo todo terreno frente a un comercio que lucía abarrotado de clientes y, con esa paciencia y esa perseverancia que le han ayudado toda su vida para lograr sus objetivos, se formó en la larga fila a esperar que la atendieran. Al llegar su turno, pidió únicamente cuatro botellas de fino champán, seco, y uno de colección empacado en una hermosa caja de madera. Pagó con su American Express Gold, recogió la bolsa que contenía su compra para llevarla al carro y guardarla junto a los empaques que contenían los regalos para sus familiares.
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