Mi madre siempre insistía en la importancia que tenía cumplir con el ritual de ordenar mi cama al momento de levantarme. Me decía que era mi primera tarea. Hoy, a sus 81 años, es la primera tarea que ella hace, sin falta y también trato de hacerlo así. Es mas, insistía en no sólo estirar los cobertores (chamarras, sábanas y sobrecama), es necesario sacudir todo. Esta afición mía de leer, me llevo a enterarme, que antaño se acostumbraba sacar las sábanas por la mañana a recibir sol. Ahora, cuando dispongo de tiempo, así lo hago y cuando me acuesto resulta muy agradable la forma en que me recibe mi cama.
Cuando era pequeño solía refunfuñar mucho antes de hacer mi tarea matutina porque mi madre nunca se tomó la molestia de explicarme las razones. Y la tarea, filosóficamente hablando, tiene mucho sentido para mi. Resulta que mi propósito final en esta vida es ser feliz. El propósito que elegí racionalmente. Debo entonces procurar por todos los medios a mi alcance, una situación que me permita alcanzar mi meta.
La primera parte de mi plan es establecer las condiciones para que sea posible el logro. Me parece que para poder ser feliz, en primer lugar debo llevar una vida digna y eso es imposible en un medio ambiente donde prive el desorden y la suciedad.
El orden y la limpieza se pueden comprar con dinero, pero también se pueden obtener con un poco de esfuerzo y sentido de amor propio. El orden, entendido como para cada cosa un lugar y cada cosa en su lugar, y la limpieza, en el sentido de ausencia de suciedad y manchas, son requisitos ineludibles para lograr mi propósito de vida.
Y, por eso, tiendo mi cama.
3 comentarios:
¿Será mandatorio que exista un tiempo en que las cosas se hacen porque sí y luego toca encontrarle sentido?
Es una elección buscarle sentido a las acciones y cosas. Hay quienes lo hacen y otros nunca lo intentan...
De nuevo estoy de acuerdo con vos, ya que para alcanzar el ser y vivir feliz es implícito el ambiente de orden y limpieza, sin estos es difícil llegar a sentirse bien, y sin bienestar no se alcanza la felicidad.
No se de cual andas fumando pero seguí que vas por buen camino.
Un fuerte abrazo, mi estimado amigo.
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