jueves, 11 de diciembre de 2008

Cansado

Cansado.

Esa mañana se levantó así.

Cansado.

Cansado, después de una larga noche dándole vueltas, junto a la almohada, a las preocupaciones de su vida.

Hastiado de encontrar, por las noches al regresar del trabajo, la comida en la mesa, fría.

Desconsolado al ver que mantenía a unos hijos que engendró, pero que crecían ajenos.

Fastidiado por el eterno espionaje en la billetera, las bolsas, el carro y por la restricción cada vez mas estrecha de los limites de su intimidad.

Arrepentido de haberse embarcado, demasiado pronto en la vida, en una aventura que debía durar hasta el final de su existencia.

Amargado por el ingrato sabor que le dejaba la insípida intimidad con una esposa que se entregaba a él con el obvio propósito de solo cumplir su obligación de mujer.

Disgustado por vagar en su casa, como fantasma indeseado, durante los fines de semana y en las fiestas familiares.

Humillado por verse obligado a charlar con sillas vacías.

Disgustado ante la reiterada costumbre de ver sus opiniones invalidadas por otras caprichosas.

Harto, de todo y de todos, dio una última mirada al hogar que mantenía y se fue.

3 comentarios:

Zarek dijo...

wow... oscuro! ¿Qué pasó aquí?

Edwin Augusto Méndez Lara dijo...

...amigo todavía estás allí?

Anónimo dijo...

a veces nos sentmos tan cansada de todo que todo el tiempo nos quejamos de todo lo que nos pasa pero nunca nos damos cuenta de que la vida es bonita no importando el cansancio