martes, 29 de marzo de 2011

Aperto Libro


Quererse a uno mismo es quizá el hecho más importante que garantiza nuestra supervivencia en un mundo complejo y cada vez más difícil de sobrellevar. Curiosamente, nuestra cultura y educación se orientan a sancionar el quererse demasiado...

...Nuestra civilización intenta inculcar principios como el respeto al ser humano, el sacrificio, el altruismo, la expresión de amor, el buen trato, la comunicación, etc., pero estos principios están dirigidos al cuidado de otros humanos. El autorespeto, el autoamor, la autoconfianza y la autocomunicación, no suelen tenerse en cuenta. Más aún, se considera de mal gusto quererse demasiado...

...No solo rechazamos la autoaceptación honesta y franca, no nos importa que sea cierta o no, sino que promulgamos y reforzamos la negación de nuestras virtudes. Absurdamente, las virtudes pueden mostrarse pero no verbalizarse...

...La "virtud" de no quererse a sí mismo en público, se extiende a cuando estamos solos. Al intentar dejar fuera el egoísmo excesivo (irracional, diría yo), no hemos dejado entrar el amor propio. Si el ser humano merece el respeto que se promulga por ser algo especial, eso debe hacerse extensivo a tu propia persona...

...Desgraciadamente, nuestra estructura mental se va formando más sobre la base de la evaluación ajena que en la autoevaluación... ...Estamos demasiado orientados "hacia afuera" (buscando la aprobación de los demás) y no gastamos el tiempo suficiente en autohalagarnos y en gustarnos...

...La imagen que tienes de ti mismo no es heredada o genéticamente transmitida. ES APRENDIDA.

Leído en: Aprendiendo a quererse a si mismo.
Autor: Walter Riso

Comentario en cursiva de El último De Paz

1 comentario:

Gustavo Solano dijo...

Buen libro, buen autor. Sin embargo, es importante determinar y enseñar a la sociedad la naturaleza de ese amor propio y como mantenerlo sano.