Existo, luego pienso...
Durante la niñez y adolescencia cultivamos una gran cantidad de sueños; muchos de ellos imposibles, otros desechables y, también algunos valiosos.
Los imposibles son sueños alimentados por una imaginación desbordada, “la loca de la casa” como la llama Santa Teresa de Jesús, mas parecen juegos que nos elevan sobre la golpeante realidad y nos permiten evadirla. Me refiero a el niño que sueña con ser el próximo Messi o la niña que fantasea con llegar a vencer en el “Next American Top Model”.
Los desechables, son pensamientos surgidos al azar, sin reflexión. Así como llegan, se van. Llegan en un tris y se van en un tras.
Los importantes son los valiosos. Y son valiosos e importantes porque modelan nuestra vida a largo plazo. Cuentan que Portillo, el ex presidente de Guatemala, ya desde niño gustaba de las mentiras y de robarle a los más débiles el dinero para la refacción. No puedo evitar imaginarme al resto de políticos que participan en el circo nacional; Colom, huyendo de las niñas que abusaban de él; Ríos Montt, dominando el kínder.
Pero también pienso en Jaime Viñals subiéndose a cuanto montón de tierra encontraba. O a Arjona pensando las letras de sus canciones durante la clase de matemáticas.
No recuerdo cuales fueron los sueños dominantes de mi niñez, y los estoy buscando en mi memoria para completar la realización de esta vida que llevo a medio hacer.
2 comentarios:
Bonita reflexión.
Muy bonita reflexión, coincido con Edwin. Hay una frase que no recuerdo bien y que invita a la persona a ser del tamaño de sus sueños. Yo sé muy bien lo que soñaba, y estoy feliz de haberlo alcanzado. Ahora sigo soñando... soñar es un buen norte.
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