En los diarios nacionales de ayer apareció una esquela donde los gobernantes de Guatemala lamentan la muerte de dos policías, que se suman a la de seis anteriores, y los exaltan como héroes.
Al reflexionar sobre las pobres familias que deben renunciar a un hijo, un hermano o a un padre, me pregunto ¿cuántas muertes mas son necesarias? Recordemos que los pilotos de buses urbanos continúan en la mira de los asesinos.
La guerra contra el narcotráfico, es una guerra perdida. Desde siempre lo ha sido. Además de carecer de sentido, porque su propósito último es proteger al individuo de si mismo, los principales interesados en mantener este enfrentamiento no son los habitantes de los países donde se libra.
Por otro lado, observamos un sistema de justicia débil y corrupto. Sería interesante ver a los sindicalistas que dirigen el Organismo Judicial, salir a las calles a combatir directamente la delincuencia, para que tomen conciencia de los nocivos efectos de su indiferencia, ineptitud y, principalmente, falta de probidad.
No necesitamos mas héroes muertos, definitivamente no los necesitamos. Los muertos, muertos son.
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