El excelentísimo y digno hermano Presidente, con el apoyo de su consejo de ministros, magistrados y diputados; y lo que es más importante, con la aprobación de la señora hermana presidenta; ha decidido honrar a la patria con el más alto de los sacrificios y únicamente solicita de nosotros, sus hermanitos menores, que lo apoyemos con un voto de fe y esperanza.
Fe en su maravillosa sabiduría y esperanza en la pronta solución de todos nuestros problemas.
Su solicitud es menor, resulta que debemos entregar todo el producto de nuestro esfuerzo en sus manos y en compensación, él, nuestro benevolente hermano mayor, cargará con la parte difícil: la correcta y justa distribución entre todos los hermanitos menores, o sea, nosotros.
Claro que los resultados no se verán inmediatamente y claro, también, que se han cometido errores.
Para evitar los errores del pasado y acelerar los procesos, en un gesto de infinita humildad, ya se ha empezado a contactar a expertos renombrados y con las mejores cartas de recomendación.
Al escuchar la generosa propuesta del hermano Presidente, todos, pero todos, los hermanitos menores, al unísono y a doble mano le hicieron ojitos de cangrejo.
3 comentarios:
Reír por no llorar.
Me he atorado de la risa con el final.
Saludos
muy bueno...
buenisimo el comentario me parecio muy simpatico
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