domingo, 14 de septiembre de 2008

Orden y limpieza

Hoy, mientras hacia limpieza en la sala de la casa, estaba pensando en las continuas exigencias de mi madre y de mi tío, durante mi niñez, en relación al orden e higiene.
Mi tío era particularmente exigente al momento de barrer el gran patio de la casa los días domingos. Debía ser una limpieza ordenada y minuciosa. Recuerdo las discusiones que yo provocaba, pues estaba convencido de la inutilidad de la actividad para mi educación.
Mi mamá se preocupaba mucho porque mantuviera ordenado mi cuarto. Tendida la cama, recogida la ropa y, principalmente, que después de mis lecturas nocturnas, no dejara libros y revistas tirados a la par de la cama. A ella no le protestaba tanto porque me gustaba dormir en un lugar ordenado y que oliera a limpio.
Un amigo muy querido, me enseño a sacudir y tender bien la cama y siempre se lo he agradecido. Una conocida columnista de un diario nacional, comentaba que en su casa todos los días sacaban a asolear las sábanas y que era común encontrar las camas sin tender hasta las once de la mañana. Por unos días probé. Hummm, que placer. Pero tuve que dejar de hacerlo porque la rutina de trabajo me impedía estar pendiente de ellas.
Hoy que mis hijos están pequeños he estado reflexionando acerca de la importancia del orden y la limpieza como valor en la vida.
Lo mas importante de sostener estos valores es que son una muestra de la autoestima personal. Seguramente alguien que no se preocupa por la limpieza y orden exterior esta mostrando el caos y suciedad imperante en su interior. En sus ideas, en sus valores, en su apreciación de si mismo.
En alguna parte leí que la limpieza y el orden son privilegios de la gente inteligente. La inteligencia y el desorden no son compatibles. La claridad de ideas y la suciedad en la morada no congenian. Un escritorio desordenado, una cama sin tender, un carro sucio, es el reflejo de una mente orientada a la reflexión superficial; sin mayores expectativas que las de cumplir con exigencias del momento.

1 comentario:

Edwin Augusto Méndez Lara dijo...

Muy bien escrito mi amigo, el estado de nuestro individual entorno es el reflejo de nuestro estado interior -aunque sea temporal-