Guatemaltecos

Al leer la entrevista de Ramón Ávila en la revista Domingo de Prensa Libre, recordé que siempre he creído que existen solamente dos clases de guatemaltecos y no la gran variedad que aseguran los que impulsan un país fragmentado; pluricultural y multilingüe que le dicen.

Los guatemaltecos pueden ser accidentales, por que lo quieran o no, lo son porque nacieron en este pedazo de mundo y, los otros, los que son guatemaltecos por elección propia. Los que vienen y se quedan.

Entre estos últimos hay muchos que admiro, y agradezco; porque vienen y aportan, porque reconocen el valor de nuestro país. Los hay de muchas partes y las razones por las que permanecen aquí son muchas, pero me llama la atención que ellos pueden ver lo que los otros guatemaltecos no podemos ver. Por ejemplo, el chino que vino y que se instaló en un pueblo cualquiera del interior del país, que con visión, esfuerzo y constancia construyo un próspero negocio reconocido por toda la comunidad. O el español que llegó, construyó el imperio del pollo y que sigue aportando su sabiduría. O, los mas recientes, orientales que a través de la industria promueven el empleo y sustento para miles de familias.

A todos estos guatemaltecos "por elección", me permito el gusto de llamarlos hermanos guatemaltecos.